¿Qué tuvieron en común los pueblos árabes, africanos, españoles, franceses y portugueses, otros? Se podría resumir en una sola palabra: el jazz. El jazz no es una música exclusivamente norteamericana: Norteamérica es simplemente el lugar que le permitió nacer. A finales del siglo XIX, todos aquellos pueblos no tuvieron más remedio que convivir en un pequeño pueblo llamado Nueva Orleans, y allí nació la magia. Una magia que logró transformar toda la música del siglo XX y XXI, desde Stravinsky hasta Lady Gaga.

Sin embargo, estamos hablando de meter América entera dentro de un piano. Es cosa seria. Y como seguro que sabéis, no sólo de jazz vive el hombre americano. Por razones de tiempo, he seleccionado un menú degustación en el que aunque el jazz será el plato fuerte y estará en todas partes, podréis deleitaros con alguna que otra delicatessen de folclore sudamericano (en muchos sentidos que ya os explicaré, con muchas conexiones con el jazz).

Aquí van mis llamadas a la inspiración: 

  1. Scorsese produjo una serie de documentales sobre el blues, de los cuales piano blues, dirigido por Clint Eastwood, no tiene desperdicio (en realidad, ninguno de ellos). Aquí traducido al español: https://www.documaniatv.com/historia/la-historia-del-blues-7-piano-blues-video_3cfa2f440.html
  2. El libro inmenso -en todos los sentidos- «Historia del Jazz», del sabio Ted Gioia. Podemos encontrar el primer capítulo aquí: http://jazznautas.blogspot.de/2015/08/la-prehistoria-del-jazz-por-ted-gioia.html
  3. Un espectáculo muy en boga a principios de siglo XX en Norteamérica y del que hablaremos en directo: los Minstrels. Echadle un ojo a un par de estos vídeos y sacad vuestras propias conclusiones: https://www.youtube.com/results?search_query=minstrels+shows
  4. A partir de aquí, voy a dar más pistas respecto a la música que tocaré. Para empezar, un artículo que me encantó por romper clichés (deberíamos romper uno al día, al menos en nuestra cabeza): http://blogs.elpais.com/el-concertino/2014/04/la-silla-de-madera.html